En el ictus isquémico agudo de presumible origen cardioembólico, el riesgo de transformación hemorrágica si el infarto es extenso, condiciona el momento de iniciar el tratamiento anticoagulante. De igual modo, en los ictus hemorrágicos con patología cardioembólica concomitante, se plantea el momento oportuno para volver a anticoagular a los pacientes. En el siguiente enlace se accede a una presentación práctica que trata todos estos temas.
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