Es un trastorno del habla muy infradiagnósticado, con un importante grado de desconocimiento por parte de la población general y de la comunidad médica. En ocasiones, si el grado es severo, es muy invalidante para la persona, y con repercusiones laborables relevantes si se trabaja de cara al público.
Es ocasionada por espasmos de los músculos de la glotis, que imposibilitan la elaboración adecuada del habla, teniendo una variante adductora y otra abductora, según la posición en la que queden las cuerdas vocales. Estos pacientes peregrinan por foniatras, psicólogos y psiquiatras durante meses o años, hasta que dan con el especialista en este trastorno, que hay pocos. El tratamiento más eficaz son las inyecciones de toxina botulínica en los músculos responsables de los espasmos, que con ayuda de electromiografía pueden ser localizados a través del cuello.
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